MENSAJEAMENA, de Javier Viveros


De tanto en tanto veo que, de alguna parte del mundo, un académico miope saca un artículo despotricando contra el lenguaje de los mensajes de texto, porque “mutila la ortografía, mata la lengua escrita”, etc. No estoy de acuerdo con ello. Gracias a los mensajes de texto mucha gente ha vuelto a coquetear con la palabra escrita luego de finalizar la escuela|el colegio. No creo que destruya la lengua. Es, más bien, una adaptación del idioma a un nuevo medio. Parafraseando a Lord Byron, la poesía hallará su camino aunque sea a través de senderos por donde ni los lobos se atreverían a seguir su presa.

Javier Viveros, Kinshasa, setiembre de 2008







C q a1 sin saldo
C q a1 sin saldo
si l poema s pa vos l compania
lo va a nviar =
L tngo f
(Se que aun sin saldo
si el poema es para vos la compañía
lo va a enviar igual.
Le tengo fe.)

Dntro dl bus
Dntro dl bus
soy tan fliz
l clular q suena s l mio
(Dentro del bus
soy tan feliz:
el celular que suena es el mío.)

Iba pnsando n vos
Iba pnsando n vos
y pac x 8 qadras
l sitio dnd tnia q bajarm
(Iba pensando en vos
y pasé por ocho cuadras
el sitio donde tenía que bajarme.)

X qlpa d tu rington
X qlpa d tu rington
ya l Fur Elise d Ludwig van m altra
(Por culpa de tu ringtone
ya el Fur Elise de Ludwig van me altera.)

L rgrt d Sanson Carrasco
A st molino
ya nadie lo lancea
salvo l yuvia
(Le regret de Sanson Carrasco
A este molino
ya nadie lo lancea
salvo la lluvia.)

1 msj d txt
1 msj d txt
a l ciudd d Atnas
y no moria Filipids tan jovn
(Un mensaje de texto
a la ciudad de Atenas
y no moría Filípides tan joven.)



"MENSAJEAMENA" (poemas)
40 Páginas. 1a. Edición Buenos Aires 2008. Precio: 10. mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina) / 10 Reais (Brasil) / 10 Euros (Europa) / 75 Dólares (Estados Unidos) / 3 Dólares (toda África). Tirada: 50 ejemplares / Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román, & colaboradores voluntarios .
Con el auspicio de YIYI JAMBO.
Impreso en Talleres Ayoreos S. A. E. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com

Javier Viveros (Asunción, 1977). Es Licenciado en Análisis de Sistemas e Ingeniero en Informática. Publicó el libro de cuentos “La luz marchita” (As. 2005), "Dos cuentos" (Bs. As. 2008) y los poemarios “”Dulce y doliente ayer (As. 2007) y “En una baldosa (haikus)” (As. 2008). Publicó asimismo” Ingenierías del Insomnio” (As. 2008), libro de cuentos escrito en conjunto con su hermana Diana Viveros y en la Antología "Anales Urbanos" (As. 2007). Contacto: jviveros@gmail.com

PALÍ, de Humberto Bas

(fragmento)


El pasillo estaba despoblado. La hora y el clima han hecho que, salvo el marido, la parturienta aún no tuviera familiares ansiosos en la sala de espera. Por la expresión del médico, Efigenia comprendió que la situación venía complicada.
- Tres cosas, dijo el doctor.
Y las enumeró.
- De culo, acretismo y placenta previa.
Por la expresión de Efigenia, Palí comprendió que esas tres cosas o la conjunción de las mismas, formaban un combo de complicaciones difícilles de resolver.
Efigenia explicó que el tema del culo, para ese entonces ya estaba solucionado, pero que hubo un tiempo en que los tuvo a mal traer, ya que no encontraban la solución para esa especie de moda o hábito que tomaron los bebés de ponerse, no sólo de culo sino, en cuclillas, en el momento del trabajo de parto. Uno entre muchos, vaya y pase. Dos, tres, y hasta cuatro también. Se toleraba. Pero que esa proporción de extrañas contingencias, ese porcentaje ínfimo de anomalías que requería cualquier normalidad, pasara a tener una regularidad sin fisuras, y a constituirse en una contranormalidad sin excepción, era un hecho tan insólito que no dejaban dudas sobre la existencia de una voluntad oculta, de vaya a saber qué o quién, por resistir a la parición. La dicotomía para ellos ya no era tanto si los hacían nacer vivos o muertos, sino enteros o descuartizados. Y en los atolladeros de la paciencia, cuando el doctor Gauto, ofuscado por la inexplicable actitud de los fetos, se inclinaba por la opción final de un descuartizamiento, vino la luz a sus entendederas para descubrir una especie de principio rector de la conducta humana que podría estar detrás de esa nueva modalidad. La comodidad. O mejor dicho, el principio de comodidad. El doctor descubrió que el motor de la especie era dicho principio, y de algún modo u otro, los fetos se hicieron de la noticia sobre las condiciones externas de existencia. Dedujo que con dicha información, cualquiera, él incluido, optaría por permanecer en la cálida agua del útero materno. Habría una sola opción para dicha hipótesis: modificar las condiciones externas e internas para que la correlación beneficiara a la externa. Gauto era conciente de que modificar el contexto externo, propiciarlo para que el aquerenciamiento sea deseado por un feto era una tarea ciclópea, de un orden que excedía sus mínimas fuerzas en el orden espacial y temporal; y que lo que dependía de él para que la correlación se invirtiera, era en el orden de la maldad. La lógica era así: si no puedo hacer un mundo deseable, entonces haré un útero infernal. A partir de la premisa, parturienta que llegaba era fajada estrechamente a la altura superior del vientre con un nudo ajustable, y luego sometida a un golpeteo rítmico y periódico a la misma altura, día y noche, noche y día, obligando al feto a madurar la idea de que una posición así no era conveniente y que más le valía buscar otros rumbos… Los fetos, cómo-dos pero no estúpidos, comprendían el mensaje, y zambulléndose boca abajo buscaban la puerta del parto.
Como por acuerdo unánime, llegado a saber por qué asamblea de nonatos, el hábito cesó y el prestigio del doctor Gauto trepó a considera-ciones inimaginables.
- Ya creíamos que con eso terminó todo, dijo Efigenia…
Y en efecto, prontamente comprendieron que lo que pareció ser el triunfo definitivo de la ciencia contra aquel innato principio, no fue sino un armisticio. Dicho de otro modo, la táctica del doctor Polibdemo doble-gó circunstancialmente las fuerzas de los fetos, pero no alteró un ápice la voluntad de no nacer. Y empezaron a aparecer extrañas carnosidades en la boca del útero… La misma placenta atoraba el orificio de salida. Una placenta rechoncha… recargada de venitas y bacitos que estallaban en ramificaciones opalinas.


"PALÍ (El extravío del instinto maternal)"
Nouvelle. 28 Páginas. 1a. Edición Buenos Aires 2008. Precio: 10 Euros (Europa) / 75 Dólares (Estados Unidos) / 10 Reais (Brasil) / 10 mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina). Tirada: 50 ejemplares / Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román, & colaboradores voluntarios. Impreso en Talleres Ayoreos S. A. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com
Con el auspicio de YIYI JAMBO.


Humberto Bas (San Ignacio Misiones, PY, 1965). Vive en Neuquén, Arg., desde hace 24 años. Autor de “La culeada”, adaptada para el teatro por Griselda Nicolau (Dirección de Paula Mayorga); de la novela “El Superpalo” (Jakembo editores – Editorial El fracaso, 2007); “La Culeada y otros Cruentos” (Barcoborracho Ediciones). Tiene inéditos: “Bolodo Poro Corloto”, novela; “Cándido y Moraleja”, novela; “Les Julianos”, novela. Contacto: elumber@gmail.com


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UNA SIESTA CALUROSA, de E. R.

Probando sus propios límites, Eduvigis le cuenta a Bolodo el cuento la poeta &.

Es la historia de un niño que se convirtió en loro por esas ideas que tiene & y que poco se entienden. En la historia había una isla y batallas y tristezas por abandono. Loro y niño son huérfanos adoptados por desconocidos. Quizá causada por una constelación astral particular, un rayo desciende una noche como una nave y se posa sobre niño y loro y ambos truecan papeles. Esto sucede frente a los padres adoptivos y unos vecinos que esa noche se encontraban cenando con ellos. Al loro le crecen piernas y brazos, y al niño plumas. Como los loros hablan por repetición, pero hablan, los dos siguen con el don del lenguaje. Crean confusión constante donde van, pues, como siempre están juntos y hablan casi a la vez, no se sabe quién tiene la idea, si loro o niño, y quién es el que repite. Pasado un tiempo la gente olvida el trueque de cuerpos, le resta importancia al asunto, lo trivializa. Incluso hacen circular el rumor de que vino un nuevo rayo del cielo y ambos volvieron a la forma que tenían antes; es decir: el niño en niño, el loro en loro. Por supuesto, no eran más que mentiras.







"Una siesta calurosa" (relatos)
Índice. Boca / Asunción era una fiesta / La transforción de Eduvigis
36 Páginas. 1a. Edición Buenos Aires 2008. Precio: 10. mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina) / 10 Reais (Brasil) / 10 Euros (Europa) / 75 Dólares (Estados Unidos) . Tirada: 50 ejemplares / Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román, & colaboradores voluntarios .
Con el auspicio de YIYI JAMBO.
Impreso en Talleres Ayoreos S. A. E. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com


Ever Román (Mariscal Estigarribia, CHACO, 1981). Publicó en la antología “Anales Urbanos” (Arandura editorial, 2007) y "Falsete" (Barcoborracho Ediciones; fue redactor y editor del Semanario El Yacaré (www.elyacare.wordpress.com); colabora en el Periódico E’a (www.ea.com.py); y en el blog www.barcoborracho1871.blogspot.com.
Contacto: barcoborracho@gmail.com

PUNK desperezamiento, de C. Bogado


Soy un reprimido sexual. Soy un muchacho simple y natural que tiene deseos sexuales y no los puede satisfacer. Ante la simple presencia de cuerpos femeninos, ya me mareo y mi falo desobedece la lisura de las buenas costumbres y la sequedad de los bien pensantes. Soy sumiso e iluso; nunca pienso que la gente pueda ser malintencionada en su indiferencia. Algunas veces me asombran mis propias ocurrencias: me pregunto quién o quiénes satisfacen a tantas mujeres exuberantes y tropicales, a tanta nostalgia del pene, a tanta oquedad. Nunca he hecho un uso pleno de los beneficios que la ciudad civilizada ha creado para casos como el mío. A veces, la timidez voyeur del cine; más frecuentemente, el temblor sudoroso de las revistas brasileñas. Nada barriobajero, ni sórdido o bacteriológico. Ninguna corriente amarillenta ha conmovido mis sueños inquietos. Eso sí, he tenido incestos pre-orales, meras imágenes de tardes desesperadas. Mera literatura emocional y efímera. Soledad ante todo, angustia del falo solo, la angustia roja y salivosa obstaculizando nuestro hábitat, minando de vértigos la inercia cotidiana. Y lo peor es que soy de la generación posmarcusiana, clase flower children, ola mayo del 68. Piso el humus tecnodemocrático del antibiótico y del condón. Pertenezco al tiempo en el que los patitos feos ya son dinosaurios. Tanto el diván freudiano como el susurro del confesionario me absolverían. Es decir, estoy obligado a habitar, no la ermita ni la prisión, sino algo más contundente y fatal: el silencio. Se me prohíbe el viejo refugio del grito –atravesando todo el convulso cuerpo en una penetración al revés– arrojado como un salivazo visceral.




"Punk desperezamiento" (cuentos)

Índice. Punk desperezamiento / La eternidad de un perdedor
32 Páginas. 1ra. Edición Buenos Aires 2008 - Precio: 10 Euros (Europa) / 75 dólares (Estados Unidos) / 10 Reais (Brasil) / 10 mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina). Tirada: 50 ejemplares. Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román & colaboradores voluntarios (abierto a todo el mundo). Impreso en Talleres Ayoreos S. A. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com
Con el apoyo de YIYI JAMBO.


Cristino Bogado (Asunción, 1967). Es editor de las editoriales: JAKEMBÓ (http://jakembo.blogspot.com) y YIYI JAMBO (http://yiyijambo.blogspot.com). Autor del blog: http://kurupi.blogspot.com. Obras: “La copa de satana”, 2002; “Dandy ante el vértigo”, 2004; “Punk desperezamiento”, 2007; "Perro Prole", 2008; "Dandy Maká", 2008.
E-mail: jakembo@gmail.com

LOS QUINCE DE LA NIÑA, de Diana Viveros

(Fragmento de Amor trunco)


El mozo se acercó con la libretita. Lo saludó con la fórmula por demás conocida y antes de preguntar qué va a pedir el señor, Gustavo Álvarez lo vio sacar el lápiz del bolsillo y apuntar el pedido. Le observó con detenimiento. En el largo tiempo que llevaba sin aparecer por el local, el mozo se había dejado crecer el vello facial. Era el único cambio que pudo notar. Para el otro, sin embargo, aquello resultó excesivamente sencillo. Los gustos del cliente no habían variado en absoluto. Así lo infirió sosteniéndose en el hecho de que Gustavo Álvarez era un hombre comedido, de usos crono-metrados y austeros, un esclavo del reloj y de la rutina, una insípida rutina de solterón.

––Una taza de chocolate y dos alfajores de hojaldre, ¿cierto?

El profesor respondió con rubor. Hubiera querido enfrentarse a ese joven de insólita pelusa en el mentón que se estaba burlando de su vida sin matices. Sólo por contrariarlo, hubiera optado por un café cortado con galletitas de coco, o peor, para hacer alarde de una gran creatividad, hubiera pedido muslo de pollo o cualquier alimento inapropiado para la merienda, pero antes de que acabara de ima-ginar la respuesta del mozo recibiendo semejante orden, éste traía la bandeja con gracia y altivez. En los ademanes del chico había una sombra de triunfo: no tenés secretos para mí, yo sé incluso cuánto te llegó a gustar aquella mujer misteriosa que trajo la lluvia, yo sé ––y no te lo voy a decir, mortificate, que la incertidumbre te consuma–– si ella volvió y preguntó lo mismo que se adivina en tus ojos o no, yo, un simple mesero con unos clavos de bigote, sé si la mujer regresó al café a buscarte o no, si ha indagado por tus señas particulares o no, sé si ella confesó al barman ––todos lo hacen–– que vos la impactaste o que no, sé si estaba desespera-da de angustia igual que vos, pero jamás te lo voy a decir. Sólo él, el joven de la bandeja de la que ahora bajaba la taza y los pasteles sobre la mesa, y quien se complace en torturar al cliente con su silencio de asalariado, uno cínico y sumiso, y se deleita con la humillación a que lo está sometiendo, sabe si esa mujer retornó al café después de aquel encuentro fortuito. Gustavo Álvarez, casi derrotado, está a punto de preguntar por ella, ya las palabras se articulan en su mente, ya se le suben a la garganta, hacen operar el mecanismo de la lengua, se arremolinan en la vera del camino y cuando abre la boca para expulsar aquello que le arde en la carne, el mozo sólo percibe esta pregunta:

––¿No tendrá algo salado?

Y en los ojos de uno hay hastío: odio mi trabajo, me voy a colgar del techo esta noche; y en los ojos del otro un guiño victorioso: te jodí, boludo.





"Los quince de la niña" (Cuentos)
Índice. El buitre y la paloma / Amor trunco / Los quince de la niña
24 Páginas. 1a. Edición Buenos Aires 2008. Precio: 10 (Europa) / 75 Dólares (Estados Unidos) / 10 Reais (Brasil) / 10. mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina). Tirada: 50 ejemplares. Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román, & colaboradores voluntarios . Impreso en Talleres Ayoreos S. A. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com
Con el auspicio de YIYI JAMBO.

Diana Viveros (Asunción, 1981). Es abogada y escritora. Publicó “Café Kafka”, (Jakembo editores, 2006), “Ingenierías del Insomnio” (Jakembo editores, 2008), junto con su hermano Javier Viveros) y en la antología “Anales Urbanos” (Servilibro, 2007”. Contacto: dianaviveros@gmail.com

LA CULEADA Y OTROS CRUENTOS, de Humberto Bas

Ayayaina mamacita

(cuento)


Vi el avión chiquitito que volaba alláaa... por sobre los eucaliptos del arroyo y después se hacía más grande sobre el techo de la escuela, después más grande sobre elospital, más grande en la esquina y mas fuerte su ruido y me empujaba contra el suelo y después se me venía encima y BUUM-MMM...

¡Ndéee rasóre! Casi me pela el jopo de un saque.

Salí corriendo a mi casa y me metí bajo la cama de mamá. Allí quedé un rato hasta que se fue el ruido por sobre el cementerio.

Entonces sentí que mi talón tenía pelos. Eran cosquilleros los pelos. Me moví y allí estaba una rata grande que me mordía el dedo mas chico, casi me lo saca. Del susto abrí la boca y se me llenó de pelusa. Otra vez salí corriendo, y de paso tumbé el bacín lleno de orín y me golpeé la cabeza con la cama y se me hizo un chichón justo donde tenía un granito y me empezó a sangrar.

Me fui a buscar el trapo para limpiar antes que llegue mamá. En el corredor, mientras corría, me atajaba la cabeza de tanto dolor.

-¡Ayayaina mamacita! -decía yo.

Pero no lloraba porque quería ser hombre.

Así era que corría y me golpeé el codo con el marco de la puerta cuando estaba entrando al baño. Por mi cuerpo se paseó toda la electricidá y mis ojos seguro que se prendieron como un foco.

Era nomás un día desgraciado para mí y eso que no era martes trece.

Me senté a descansar sobre el güáter y dije que por lo menos allí iba a estar tranquilo. Me fijé bien que no haya cucaracha atrevida que se me meta por atrás y me puse a cagar.

¡Aaaaaah, qué gusto que daba eso! Después de tanto susto a mi me entran siempre esas ganas de que me salgan esas cosas.

Me quedé largo rato allí. Jugaba con el rollo de papel higiénico que ayer trajo mi mamá del mercado.

Era lindo limpiarse con eso porque era fino y no te hacía doler nada. Yo antes decía luego que mi traste era el más anoticiado por que siempre me limpiaba con papel de diarios.

Cuando terminé me quise limpiar, pero tanta yeta tuve que el papel se me rompió con el dedo grosero y casi me lo metí todo en el culo. Quedó mi dedo hecho a la miseria, empavonado de mierda. Entonces era que sacudí para sacármela y me golpeé la mano en la pared y tanto me dolió que me metí el dedo en la boca.

¡Issshhzzhsss, ayayaaina mamacita! Ese sabor pues yo no le regalo a nadie, ni al señor san la Muerte en el día de su santo.

Me enjuagué la boca con jabón y ceniza y un poco de creolina que eran otro asco, pero menos de lo que tenía, y así fui a sentarme bajo la parralera del patio.

Allí lo único que podía pasarme era que me orine una cigarra.

Y me orinó nomás la desgraciada.

Esperé y esperé largo rato para que mi mamá llegue de su trabajo y la tardecita ya se iba poniendo fresca. A mi me gustan las tardecitas por que los pájaros volan todos desoparramados por allí.

Cuando llegó mi mamá me puse contento porque con ella no había desgracia que se me arrime.

Ella empezó a hacer la cena y más después era que me llamó desde el baño. Me preguntó si por dónde mierda era que yo cago que dejo toda enchastrada la pared.

Entonces me pegó dos cintarazos y yo dije:

-¡Ayayaina mamacita! -y no quise ser más hombre y me puse a llorar.


(1989)


"La culeada y otros cruentos"

Índice. EL CHARQUITO / AYAYAINA MAMACITA / LA MEMBRANA / LA CULEADA

32 Páginas. 1a. Edición Buenos Aires 2008. Precio: 10 Euros (Europa) / 75 Dólares (Estados Unidos) / 10 Reais (Brasil) / 10 mil gs. (Paraguay) / 10 Pesos (Argentina)

Tirada: 50 ejemplares / Tapa: Hechas de cartón reciclado, pintadas a mano por Natalia Villamil et Ever Román, & colaboradores voluntarios. Impreso en Talleres Ayoreos S. A. Tel.: 5411-4961-7244. E-mail: barcoborracho@gmail.com

Con el auspicio de YIYI JAMBO.


Humberto Bas (San Ignacio Misiones, PY, 1965). Vive en Neuquén, Arg., desde hace 24 años. Autor de “La culeada”, adaptada para el teatro por Griselda Nicolau (Dirección de Paula Mayorga); de la novela “El Superpalo” (Jakembo editores – Editorial El fracaso, 2007). Tiene inéditos: “La Culeada y otros Cruentos”, “Bolodo Poro Corloto”, novela; “Cándido y Moraleja”, novela; “Lès Julianôs”, novela. Contacto: elumber@gmail.com


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